INDI
Kichwa Amazónico, Ecuador

Navaja Editora

Vengo de una nacionalidad indígena, del kichwa amazónico  llevo en mi corazón y en mi mente las luchas de nuestros abuelos en el territorio, el idioma, la cultura misma,  conocimientos ancestrales de cultivo con la tierra, conexión con los espíritus del agua, la selva,  esto ha sido muy importante para mí.

Crecimiento espiritual, de este compartir con los abuelos que ya no están que sigamos construyendo esa memoria tejiendo, las nuevas generaciones, los nietos, los sobrinos ir sosteniendo, crear puentes, con otro mundo, el mundo occidental. También, desde muy pequeña, los libros. Galeano, leerlo, asimilarlo, y retroceder a un hito histórico de los pueblos indígenas en América Latina, conocer  las realidades de los pueblos indígenas, de acá, en el Ecuador.

La llegada de los españoles en ese tiempo,  el saqueo, el genocidio.  Me ha marcado mucho, en mi formación política, organizativa. Y reivindicar procesos… dar una crítica a este contexto, leer,  la izquierda, me ayudan a mi proceso de formación, de autoeducación y mirar hacia una conducción organizativa, un crecimiento personal y colectivo. 

Ir conectando  estos vínculos,  algo utópico… una nueva sociedad.  En 2012, una marcha nacional por la defensa del agua y la vida,  el Estado, nunca garantiza nuestros derechos como pueblos indígenas, fue ahí que pude ir palpando injusticias, no estamos como una prioridad, y como mujeres indígenasuna total desigualdad, desde ahí, desde el 2012, pude seguir en este proceso organizativo.

Y desde lo más personal,  me vi con preguntas,  preguntas desde mí misma, desde mi comunidad nací con una discapacidad física mis brazos me guardaban, me juzgaban,estereotipos.

Desde mi propia familia, mi mamá, me imponía, “tú no puedes tener un novio,  tú, no”, el bastón de mi madre cuando sea abuelita todas estas cosas no me hacían cuadrar. Desde muy pequeña,  la adolescencia, una quiere conocer, disfrutar, me preguntaba… No tengo lo que tal vez todos tienen, soy diferente, ruptura de estereotipos, del tema moral dentro de una comunidad romper esquemas. Romper todo lo que mencioné, sola no, no lo habría logrado, sería una persona más que le dé la razón a este sistema en el que vivimos.

Fue el grupo,  el colectivo del que formé parte Organización Juvenil Común Amazónica, un respaldo, mujeres con experiencias en procesos de luchas,  con referentes de las mujeres feministas, compañeros mestizos,  indígenas y afros, compañeros con recorrido territorial de la Amazonía. Romper los estereotipos, no es fácil me acuerdo que tenía dieciséis años  me decían:
estás loca, eres liberal, das mal ejemplo a tus primas críticas moralistas de las tías mayores.
Mis primas, de mi misma edad quería que se vincularan a lo que yo hacía, a los procesos organizativos, a conocer, formarse,  autoeducarse, aquí, en la Organización.Para que se preguntaran tantas cosas que me interesaban, qué roles cumplen dentro del territorio, con los pueblos indígenas,
para que aprendieran.

Pero siempre me criticaron, me sentí sola, me refugiaba con la organización me sentía acompañada.

En la comunidad es duro, complicado guiar al pueblo en especial las mujeres pero he podido seguir reivindicando repitiendo la misma historia: no es normal que el Estado no garantice nuestras vidas. Y he podido entrar en temas de la lucha de las mujeres antipatriarcales, el feminismo,  la visibilización de la violencia de género temas nuevos dentro de la comunidad y mucho más para las mujeres; seguir trabajándolo, es un reto. 

Conocer otras realidades una de las cosas más importantes que me ha pasado en la vida me ha permitido tener espacios de participación  de incidencia internacional,  conocer otras luchas… de mujeres indígenas o no indígenas: La EFLAC 14 en Uruguay, procesos de formación para mujeres líderes con el FIMI en Nueva York, participar del Foro Permanente de Cuestiones Indígenas.

Estos espacios me han dado herramientas, me han dado conocimiento, conocimiento que comparto en las asambleas, en las reuniones comunitarias,  organizativas, y también, poder generar círculos de mujeres. Espacios para conversar, y criticar, y decir que no estamos viviendo bien que la sociedad va enfermando y esto nos afecta siendo mujeres de territorio,conectadas con la tierra,  y los Estados venden nuestros territorios,todo nuestro sistema de vida.

Estos círculos dentro de nuestra comunidad han permitido decir ¡ya basta! con el fuego en el centro, con el tabaco en la mano, conocimientos de nosotros, cada símbolo tiene un espíritu que nos permite hablar nuestras experiencias.

Círculos de mujeres un salto a lo comunitario romper el silencio ¡ya basta! de violencia de género, de violencia sexual, con el fuego en el centro, con el tabaco en la mano, queremos sanar que nuestra hijas crezcan sin tabúes, sin estereotipos, queremos hablar, queremos sanar.  Seguir practicando  estos espacios pues sostienen y alimentan, un momento íntimo, que direcciona las luchas que tenemos como pueblos indígenas.

Espacios que ponen el lado humano,  escuchar al resto, conectarse con el fuego, el tabaco, direcciona lo que queremos como mujeres dentro de las comunidades, dentro de las organizaciones, visibiliza la lucha real desde las mujeres. Practicar estos espacios dentro de sus comunidades, sus territorios, que no seamos las únicas que sostienen, que haya más mujeres que construyan a través de la medicina porque somos personas de medicina, los pueblos indígenas, porque cura, lo físico, lo espiritual. Los pueblos indígenas, medicina, nos sostiene, la palabra, no olvidar a nuestros abuelos, nos lo han platicado: la organización misma nace a través de la toma del tabaco, la guayusa a las cuatro de la mañana una planta para conversar  la ayahuasca, planta sagrada.

Que nos se nos olvide este conocimiento, la medicina, nos direcciona en lo organizativo, en los procesos de lucha nos sostiene, en lo espiritual. Me agradezco la valentía y la voluntad de poder seguir este camino me agradezco ser fuerte, y ser referencia para algunas mujeres que han roto el silencio. Hoy, dentro de mi territorio, en mi país, el crecimiento del capitalismo, la minería ilegal, el Estado no hace nada y me agradezco no ser una persona individual, y ser desde la lucha colectiva, y es mi hija, mi guagua es la que me da fuerza, ahora mucho más. 

Ha tenido que pasar mucho tiempo, no sabía cómo expresar ese sentir de mí misma, de mi diferencia física, de mi discapacidad ha sido una gran lucha poner a un lado la vergüenza soy diferente  y eso no me hace quedarme atrás.  Tener una discapacidad no es una limitante para las mujeres podemos ser voceras, buscar nuestros derechos, generar espacios, la discapacidad, un tema muy poquito hablado dentro de la comunidad, y nuestras propias organizaciones.

Sería bonito poder generar estos espacios, para mujeres indígenas con discapacidad, conversar,
de nuestras vidas, nuestras luchas,nuestros ideales.